En la intensa exploración por lograr imágenes fotográficas tridimensionales, los científicos y artistas han encontrado numerosos caminos para pasar de la imagen de cámara 2D a la 3D con visores o lentes especiales. De tal manera Mayra Céspedes en su proceso creativo se ha dado a la tarea de experimentar con una técnica que le permite crear este tipo de imágenes a través de las cuales realiza autorretratos en los que expresa su anhelada apropiación de un lugar, situación que probó desde su llegada a la Ciudad de México, pero esta vez promovida en un ambiente cotidiano e íntimo.
La forma en que aborda el autorretrato es totalmente diferente a las series anteriores, esta vez se muestra tal como es y evitando mirar de frente a la cámara se sitúa en escenas completamente cotidianas, al trabajar con imágenes 3D o anáglifo se encuentra con la necesidad de realizar dos exposiciones fotográficas de la misma escena cambiando de lugar la cámara tan solo unos cuantos grados entre una toma fotográfica y la otra, ¿pero cómo se pueden registrar dos fotografías iguales de un autorretrato teniendo que moverse para cambiar la posición de la cámara fotográfica?, para realizar sus fotografías Mayra decide no recurrir a la ayuda de otra persona para desplazar y obturar la cámara o hacer montajes en la computadora, en una actitud sincera y comprometida con su quehacer artístico, resuelve simplemente no salir en una de las imágenes, lo que le da una característica muy particular a la obra.
En las imágenes de la serie Espejismos sobrepuso las dos tomas fotográficas a través de un cuidadoso proceso digital, para verlas es necesario utilizar los lentes anáglifo de dos colores, de tal manera que se observan lugares de la casa donde los objetos se perciben en tercera dimensión, sin embargo, la imagen de la artista sólo se encuentra en una de las fotografías lo que hace que su autorretrato se vea translúcido y se confunda con los objetos del lugar, de esta manera su identidad se convierte en un espejismo, una especie de ilusión óptica que aparece y desaparece dependiendo del ángulo con que se mire, es como estar o no estar, sentir o no sentir, es el deseo del encuentro con el otro…
Son escenas cotidianas en el espacio íntimo, sin embargo Mayra va más allá, con gran creatividad y sensibilidad recrea un mundo fantástico que rompe con lo habitual, presenta de manera lúdica mariposas que vuelan en la sala, pasto artificial dentro de la bañera o vacas de plástico en el baño, de ésta manera intenta apropiarse de los espacio que percibe, pero no los siente como propios, a la vez que expresa melancolía con almohadas y platos que evocan la presencia de quien ya no está.